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El Fracaso (Parte 2)


El fracaso es una construcción mental. No es una cosa del mundo externo, sino más una forma de nuestra mente de recrear y etiquetar eventos.


Sin más, creo que todos podríamos estar de acuerdo en que a pesar de ser una construcción mental, se siente muy real, y esos sentimientos que provoca, no suelen ser placenteros. Es aquí donde las personas realizan una decisión consciente; sienten el fracaso y siguen adelante, o sienten el fracaso y se detienen.


Las personas que logran continuar, usualmente no ven al fracaso como tal, no lo ven como algo negativo, sino lo ven como una fuente más de aprendizaje, algo que les enseña, algo de lo cual pueden obtener información, con tal de evitar futuros fracasos. Esto es mirar al fracaso como una fuente de retroalimentación. Al obtener dicha perspectiva, eliminas la negatividad de la construcción mental, y en su lugar obtienes algo que te impulsa a seguir.


Aún con dicha perspectiva, aún cuando miras al fracaso como una retroalimentación, no lograr un objetivo sigue siendo molesto, puesto que en general nosotros colocamos expectativas en ellos. Muchas veces nos confunde, nos deja sin saber que más intentar. Esto nos puede suceder a todos, sin importar si tenemos una perspectiva positiva del fracaso. Ciertamente me sucede a mí a menudo.


En dichas situaciones, tener una perspectiva más general me ayuda bastante, y una de las cosas que suelo pensar es que si estoy fallando en los proyectos para conseguir mis objetivos, estoy en el camino correcto para alcanzarlos.


Estos fracasos, terminan siendo nuestra guía, nos indican que cosas funcionan y que cosas no, con tal de intentar cosas diferentes cada vez, y como en la mayoría de los casos de éxito, en uno de esos intentos darás con el objetivo que buscabas.


También debemos considerar que no sólo nuestros fracasos cuentan. Muchas veces siento que los fracasos de otras personas que tu y yo consideraríamos exitosas me enseñan más que los casos exitosos en sí. En muchos ejemplos y charlas que he escuchado, como testimonios de éxito, me dejan con un sentir de que es fácil, “Sólo debo hacer lo que él hizo, parece sencillo”, pero una de las cosas que he aprendido, es que el camino hacia la cima tiene los fracasos como las señales para no perderse, no tiene los casos exitosos. No sólo debemos aprender de nuestros fracasos, sino también de los fracasos de cualquier persona que intenta conseguir un objetivo.


A pesar de saber todo esto, debo reconocer que fracasar o fallar en conseguir algún objetivo, ¡apesta!


Suelo ver que cuando llega el día donde se suponía debiésemos lograr nuestro objetivo, este una vez más no evade, y lo sé puesto que la persona que busca el logró en esos días actúa como quien se siente derrotado. Ciertamente yo he actuado así, si es que aún no lo hago.


Ahora me he encontrado con excepciones que me han iluminado. Me ha dado un sentir de renuevo, cuando veo a personas que en aquellos días donde no salen las cosas como se habían planeado, en vez de actuar como quien hubiese sido derrotado, actúan como quien hubiese logrado una victoria, o a veces actúan como aquellos que se preparan a una batalla por venir. Para ellos el no lograr sus objetivos después de intentar alcanzarlos, no es una derrota, sino un simple retraso, un pequeño desvió del cual pretenden tomar todo lo que puedan. En aquellas personas el éxito no es una incógnita, ya no se trata de si serán exitosos o no, se trata de cuando lo serán, pero para ellos, alcanzar sus objetivos es una cosa segura. Estos casos me han enseñado mucho, y me siguen enseñando hasta el día de hoy.


De seguro que para estas personas no alcanzar sus objetivos debe ser molesto, de seguro no siempre actuaron como si el éxito fuera una cuestión solamente de tiempo, pero entienden que si intentas conquistar tus sueños, las caídas serán inevitables, que si intentas cumplir tus objetivos, fallar es inevitable.


Es posible evitar el fracaso, si es que renuncias a tus metas, pero es probable que para ti, como ciertamente lo es para mi, fracasar es más tolerable, que renunciar a mis sueños. Para estas personas que mencionaba, que actúan como victoriosos aún hallan perdido una batalla, es probable que por conseguir sus sueños estén dispuestos a alcanzar una innumerable cantidad de fracasos.


Si queremos alcanzar nuestras metas, debemos familiarizarnos con el fracaso, y la mejor forma de hacerlo, es como mencionábamos previamente, mirarlo como el camino que inevitablemente me llevará al éxito.


Si te dijera, que para lograr tus sueños, necesitas fracasar 1000 veces, ¿No nos estaríamos apurando en empezar a fracasar? Probablemente yo lo haría, sin más, si fuese así de sencillo, el fracaso nunca hubiese sido un problema como lo es al día de hoy para muchos emprendedores, o aventureros de la vida, como quizás lo sea incluso para mí de vez en cuando. Pero siempre trato de recordarme, que si quiero alcanzar mis sueños, caerse será necesario, pero si me vuelvo a levantar, podré llegar más lejos que la vez anterior.


Probablemente, para ti o para mí, quien va de fracaso en fracaso no es un ejemplo de éxito, y cuando pensaba en ello fue cuando entendí, que quizás esta frase tenía un significado diferente.


Quien falla una y otra vez no es quien es exitoso, sino quien lo busca, y aquellas personas que lo buscan constantemente, son a los que les depara un éxito inmensurable. Quizás no sean exitosas ahora, pero de seguro lo serán en el futuro próximo.


Dicho razonamiento me ha hecho entender, que aquellos que siguen intentando, a pesar de la oposición y el fracaso, serán exitosos, por lo tanto a mis ojos, ya lo son.


Me conmueve ver la vida de personas que intentan una y otra ves, y cada ves que lo intentan pareciesen no verse afectados por el fracaso. Como si nunca hubiesen fracasado antes, intentan sin temor a fallar. En un comienzo pensaba que era una cualidad de aquellas personas que hasta el día de hoy no habían experimentado lo que es sentir el fallar en tus objetivos, pero cuando me di cuenta de que alguna de aquellas personas llevaban intentando por mucho más tiempo que yo, entendí que ellos habían experimentado muchas más cosas que yo, y que a pesar de ello, seguían intentando como si nunca hubiesen fallado, sin perder el entusiasmo. Admiro esa cualidad, es algo que tengo en ciertas ocasiones, pero que desaparece en otras. Me gustaría poder siempre conservar el valor que tenía la primera vez que intenté alcanzar mis objetivos, el entusiasmo que sentía, pero al verlo en personas que han fallado una cantidad innumerable de veces me hizo darme cuenta que es una cualidad que se puede obtener, de la cual declaro humildemente que hasta el día de hoy sigo intentando aplicarla en mi vida.


Estas personas que nunca parecen perder el ánimo tras fallar, tras fracasar, tras sentir lo que quizás tu y yo hemos sentido, y seguir como si nada, son las personas que ven al fracaso como un simple desvió, un maestro del cual pueden aprender mucho, y se llenan de coraje para seguir a pesar de la oposición, siguiendo las señales del camino hacia el éxito, todo esto sin perder el entusiasmo. Son estas personas quienes son exitosas, y lo que logren, es lo que yo llamaría el éxito.


De seguro mucho de nuestros ejemplos de éxito ocultan muchas de estas verdades, fracasos previos, ganas de perder el entusiasmo, de no seguir, falta de coraje y miedo y otros obstáculos que a los cuales se tuvieron que sobreponer. Por eso la próxima vez que hable del éxito, pensaré en todo lo que este conlleva detrás, y lo que de verdad significa intentar llegar ahí. Esto es lo que significa llegar a ese “él” exitoso.

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